jueves, 11 de diciembre de 2008

Subida al Montgó, Toni


Hola amigos:
Espero que estéis pensando en la próxima salida, como sabéis quedamos que cuando aparecieran los primeros copos de nieve en Castellón, pondríamos los ojos y el pensamiento en el Penyagolosa, pues bien, tomad aire y respirar profundamente, nuestra próxima aventura esta esperándonos, así que si no tenéis nada que objetar ¡Al Penyagolosa y mas allaaaa!.
Bueno, dicho esto, voy al propósito que me ha puesto ante el teclado, que no es ni más ni menos que nuestra salida al Montgó, que me causo una grandísima satisfacción como grupo y también en lo personal por todo lo que pude sentir en su ascenso.
Como grupo porque veo que ya somos un grupo numeroso y consolidado, en el que todos nosotros hemos reservado unas cuantas horas para dedicárselas a la convivencia entre compañeros, el disfrute de la naturaleza y el compromiso de conocer la tierra en que vivimos para así poder respetarla y admirarla en toda su grandeza. Hemos conseguido que el lunes no sea solo un día mas de la semana, sino un día con entidad propia, el día de nuestras rutas de montaña, donde nos reunimos para hacer honor al nombre de nuestro blog, caminar En la Senda. Cuando veía la fila de compañeros caminando de forma desenvuelta y a un ritmo ligero y acompasado en la subida, conversando y compartiendo pensamientos y sensaciones, me llenaba de alegría ver que ya son muchos los que se van uniendo En la Senda, que hemos llegado un poco mas allá de la simple relación laboral, donde además de compañeros somos amigos.
En lo personal, contentísimo, no había estado nunca en la cima del montgó y me gusto mucho, no podía dejar de admirar el paisaje en todo su ascenso, siempre viendo como la grandeza de la montaña se introducía en ese mar no menos grande, confirmando la realidad de su nombre Mediterraneo, mar en medio de la tierra, magnificando la belleza de la roca y el agua en plena armonía, las vistas de los puertos de Denia y Javea, los acantilados del cabo San Antonio y un mediterráneo en calma que invitaba a pasar del senderismo al buceo para sumergirse en sus aguas, que preciosidad. La subida, una senda bien cuidada serpenteante y tranquila en su primera mitad para pasar después a un divertido crestear hasta la cima, donde se dejaba sentir las caricias de la brisa marina, llenando el ambiente de ese contraste de olores a monte y mar, y la amplitud de colores que la vista puede apreciar, verdes pinares, blancas nubes y todos los azules del mar. Mientras estaba allí sentado emborracharme de todas esas sensaciones y como un ladrón intentando llevarme en el recuerdo todo aquello que veía y olía, haciendo grandes esfuerzos por reducir toda aquella grandeza para meterla en mi interior, una pequeña mueca escapo de mis labios, cuanta construcción, se veía como la mano del hombre con esa voracidad insaciable le daba grandes mordiscos a la tierra llegando hasta el borde mismo del abismo haciendo del acantilado el balcón y la atracción de sus chalets y me pregunto; ¿Cómo se ha podido permitir tanta especulación?. Bueno, no quiero desvirtuar el motivo de mi escrito y convertirlo en algo negativo, ya que no lo es. En este ultimo puntito solo una invitación a la reflexión.

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